El Gran Casino de Ciudad Real tuvo sus antecedentes en otro centro recreativo que existió con el nombre de ‘Casino de la Amistad’. Este casino estuvo instalado en la esquina de las calles Camarín y Caballeros, en una casa propiedad de Diego Sanz. En 1875, el casino de la Amistad se trasladó a la planta baja del edificio que en la calle Caballeros construyó Dámaso Barrenengoa, donde compartían el inmueble con la Diputación Provincial, la Academia General de Enseñanza y el Gobierno Civil. Sobre el solar que ocupó este edificio, el número 1 de la calle Caballeros, se construyó el actual museo Provincial.
Unos años más tarde, la sociedad que regentaba el Casino de la Amistad adquirió la casa propiedad de José de Forcallo, que tenía fachadas en el Prado y calle Caballeros con el fin de construir sobre su solar el edificio que albergaría el nuevo casino, que fue proyectado por el arquitecto Sebastián Rebollar Muñoz y construido por el maestro de obras Joaquín García.